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Jueves, 07 04 2022
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Parlamento

Claudia Hugo advirtió sobre “actos que atentan gravemente contra el ejercicio de los derechos políticos”

La diputada Claudia Hugo repudió estrategias políticas que alimentan el odio social, o el desprecio hacia un sector de la población, por pensar o vestir diferente o por pertenecer a determinado grupo. Se transcribe la versión de la intervención de la legisladora de Asamblea Uruguay, que tuvo lugar ayer en la media hora previa de la Cámara de Representantes.

Claudia Hugo, diputada de Asamblea Uruguay, Convocatoria Seregnista-Progresistas, Frente Amplio

Me voy a referir, a la violencia social que, lamentablemente, estamos viviendo hoy en nuestro país, y que configura un grave problema para la convivencia democrática.
Quiero focalizarme especialmente en la violencia política y en el rol que cumplen los referentes políticos en los medios de comunicación y redes sociales, fomentando -a través de sus discursos o palabras- el odio y el resentimiento social, que luego genera violencia de distintos tipos y niveles, como los episodios vividos en el último tiempo, en los que se perpetúan, por parte de personas intolerantes, amenazas y agresiones físicas a militantes políticos. Violencia que a todos y todas nos indigna y nos preocupa, y no siempre se advierte que quienes militamos en política debemos ser los primeros en pregonar con el ejemplo.

En una sociedad democrática, los conflictos deben resolverse a través de medios consensuados, apelando al diálogo y a la negociación, que es lo que distingue a las sociedades actuales de las antiguas, y representa el esfuerzo sistemático del ser humano civilizado de someterse a pautas reconocidas de resolución de conflictos.
En este marco de ideas, podríamos pensar al propio sistema político como un “gran aparato de resolución de conflictos”. Pero cuando éste se debilita o no funciona adecuadamente, aparecen los medios violentos, que ponen en riesgo la paz y la convivencia social.

Cuando existen actos que atentan gravemente contra el ejercicio de los derechos políticos, ya sea individuales o colectivos, cuando se pretende dirimir las diferencias políticas por medio de la violencia, se debilita la convivencia democrática y de cierto modo se advierte que la sociedad no ha logrado comprender que las diferencias políticas y los conflictos, deben resolverse a través del diálogo y la negociación.

Por lo tanto, cuando vemos situaciones en las que una persona o un grupo de personas agreden física o verbalmente a un militante político o a un grupo de ellos que se encuentran ejerciendo sus derechos de manifestación o de reunión pacífica, se socaba la convivencia democrática.

Igualmente, cuando quienes ejercen la actividad política, apelan a estrategias que implican alimentar el odio social, o el desprecio hacia un sector de la población, por pensar o vestir diferente o por pertenecer a determinado grupo, contribuyen a la erosión del sistema democrático. Por lo tanto, carecen luego de autoridad moral para reclamar que cese la violencia en la sociedad; violencia que ellos mismos contribuyeron a generar.

El manejo del problema de seguridad pública a lo largo de la campaña de referéndum, ha sido un ejemplo muy claro:
Cuando desde la política se alienta y alimenta la idea de que “debo defenderme de un enemigo”, de que existen “personas de bien” y “sujetos potencialmente peligrosos” o “con apariencia delictiva” por vestirse de determinada manera o residir en ciertos lugares, se está empuñando el arma de un vecino que matará a otro vecino.
Nos parece inaceptable la actitud del Ministerio del Interior, haciendo un manejo político partidario del problema de Seguridad y de la Policía Nacional. Acusando a quienes no comulgan con las soluciones de no estar del lado de la policía y estar del lado de la delincuencia. Acusación que además de rechazarla por falsa y por injusta, reduce un problema social y político, a una falsa dicotomía, en un escenario que requiere de grandes acuerdos políticos.

Culminado el referéndum comienzan a aparecer datos de aumento de homicidios, 40% en el primer trimestre del año respecto al mismo período de 2021. Datos que no hacen más que demostrar lo que ya veníamos advirtiendo y no se quiere reconocer. Demuestran el fracaso de este Gobierno en materia de Seguridad.

Es momento de dejar de lado actitudes violentas y destructivas, y revitalizar instancias de diálogo que posibiliten grandes acuerdos nacionales y republicanos.
Si queremos vivir en una sociedad con mejor convivencia democrática, debemos apelar con firmeza a esos valores de diálogo entre uruguayos y uruguayas. De lo contrario nos estaríamos alejando de los ideales que hoy decimos defender.

Desde nuestra visión rechazamos la existencia de un enemigo político. Promovemos la idea de un adversario político, con quien muchas veces vamos a coincidir y otras tantas a disentir, pero siempre en el marco del respeto y la búsqueda de acuerdos en pos del bienestar de toda la población uruguaya.

Siempre elegiremos seguir el camino de la democracia, rechazando cualquier pretensión de verdad absoluta y reconociendo ese pedacito de verdad que puede tener cada uno.